domingo, 18 de junio de 2017

Esperanza en situaciones límites.

La televisión está encendida y a través de ella se puede ver, entre anuncios de coches y de perfumes, una realidad lejana que habla de dramas:  hambre, guerra, desigualdad....En un entorno de mi salón cuatro objetos que destacan: un jersey apoyado en una silla, un chuletón de carne en un plato sobre la mesa, una puerta de una nevera llena de comida y un teléfono móvil sobre el escritorio.

Ante tal situación me  pregunto, qué objeto escogería si me viera obligado a abandonar la casa apresuradamente a causa de conflictos armados, crisis olvidadas y otras situaciones que requieran asistencia, citando algún ejemplo como la hambruna.
Por eso quiero dar voz a las necesidades sociales de las personas, hablarles de rostros, inquietudes, de casos concretos.

Les invito a leer este nuevo artículo hasta el final para conocer la respuesta de inmigrantes de países como Malí, Senegal, Nigeria, Sierra Leona, Guinea, que no puede ser meramente casual que éstas personas de raza negra, se hayan desplazado a lugares tan distante y  tan distintos a nuestra cotidianidad.

Llego muy mal de tiempo al polígono industrial de Miller Bajo, me gusta ser puntual, pero por diferentes motivos no llego a la hora, tampoco me importa mucho, pues pienso que los protagonistas de la historia de hoy  están sin hacer nada y me estarán esperando a la cita.
 Así fué, allí estaban, a lo largo de la calle Diego Vega Sarmiento, pero cual fue mi sorpresa, iluso de mi, ellos tenían un lavadero improvisado donde estaban limpiando y lavando vehículos, así que tuve que esperar un tiempo prudencial a que me pudieran atender.

Mientras tanto yo les observaba, un paño y un cubo de agua con jabón son sus herramientas básicas para limpiar vehículos. Henry es originario de Nigeria, así es como él  se busca la vida, teniendo un trabajo precario.
Henry ya está aquí con sus documentos en regla, lleva 16 años en Canarias, llegó desde Sierra Leona en patera hasta la isla de Fuerteventura,  careciendo al principio de acceso a servicios básicos, su situación fué irregular. A día de hoy esto le impide obtener un trabajo de calidad. "Esto no es un trabajo", me dice, señalando el coche que está limpiando.

Suele trabajar sólo, y en grupo, me señala que  cuando algún compañero que está en la misma situación que él, no tiene coche para limpiar, él se solidariza para un mejor reparto de beneficios y así sus compañeros puedan llevar a casa algunos euros ya que tienen mujer e hijos y lo que llevan a casa es lo imprescindible para comer.

Henry habla en nombre de los diez compañeros que en este momento se encuentran en la calle, algunos limpiando, otros esperando clientes, otras veces son muchos más, pero como coincide con el mes del Ramadán, por su fe y sus creencias hoy no están.  Las edades de ellos rondan entre los 30 a los 50 años, casi todos ellos con estudios. Me confiesa que dejaría de trabajar aquí,  limpiando coches si encontraran un trabajo mejor.

Henry suele trabajar en la hostelería, de camarero en periodos vacacionales. El idioma para él no es un problema, ya que sabe español, algo de inglés y la lengua mandinga.
Tres organizaciones no gubernamentales fueron las que intervinieron y les dieron acogida, me lo cuenta afligido, aún le duele recordar todo lo que pasó para llegar hasta aquí, no quise ahondar más,  sus ojos empezaron a lagrimar.

 Sólo el esfuerzo común realizado por Cruz Roja, Cáritas Diocesana de Canarias y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), han logrado evitar el desamparo de éstas personas y muchas más procedentes del África Subsahariana.
Hoy pongo de manifesto que tanto Henry como sus paisanos llevan en su esencia la dignidad, la esperanza y la capacidad de superación.
Y a las O.N.G., las ganas  de luchar por éstas personas.

Pedro Rodríguez Reyes.


sábado, 3 de junio de 2017

El navío de Gloria. Capaz de navegar bajo la superficie del mar.

        Hoy he quedado con la madre de Gloria, y con ella, que es la gran protagonista de este cuento. Gloria es una niña muy despierta, que  a veces presenta impulsividad e hiperactividad tanto motora como verbal, también suele tener dificultades para concentrar la atención durante un proceso determinado. Todo esto lo he ido comprobado a lo largo del paseo que hemos mantenido en el barrio marinero y costero  de San Cristobal.

      Su madre me dice que a estos sintomas se le denomina "TDAH",Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad".
       A Gloria le encantan los animales, pero lo que la deja fascinada son los peces de colores. Antes del recorrido fuimos a una tienda de animales, saqué unas monedas y el señor de la misma calculó cuántos pececillos podía darle, los metió en un cuenco de cristal y con muchísimo cuidado Gloria los llevó hasta el mar, y los soltó en el agua. Al principio los peces, desorientados, nadaban agitados de un lado a otro, pero enseguida se daban cuenta de que volvían a estar en libertad.

      Gloria sentó sus rodillas en la orilla del mar y cogió todo el aire que podía en sus pulmones. Sus mejillas parecían un globo. Después apuntaba su boca hacia el agua y despacito soltaba su aire para ver a esos peces nadar o esconderse  entre las rocas.

     Algunos peces se habían hecho sus amigos y se acercaban a saludarla dándole besitos, pues ella metió la cara dentro del agua. Qué haces?, le pregunté, " pensé que te estabas ahogando". Gloria me contestó,  "qué va" , estaba contemplando el mundo submarino, en algún momento una sirena vendrá a saludarme, "no digas tonterias  Gloria", sentenció su madre. Anda, vamos a seguir paseando.
Nos sentamos en una cafetería a tomar algo, la madre de Gloria me sigue contando las dificultades que encuentran tanto las familias y los profesionales para poder normalizar los procesos en el desarrollo social y familiar y escolar del niño/a con este trastorno.

     Convivir con el TDAH, puede resultar complicado, desde que se le detectó a Gloria, se generó un mayor estrés en el ambiente familiar. Debido a ésto, la madre de Gloria se siente insatisfecha, aunque está involucrada en la educación de su hija. "Me bastó comprobar la afectividad entre ambas.", le resta tiempo para poder hacer actividades al margen del cuidado de Gloria, resultando complicado que otras familias quieran hacerse cargo de ella. Toda esta presión repercutió en la convivencia del matrimonio, llegando al divorcio.

     Mientras tanto la protagonista de la historia de hoy se escondió dentro de un barril. Según estaba dentro se le ocurrió una idea, y no pudiendo esperar comenzó a gritar: "ya lo tengo", "ya lo tengo".  Qué tienes?, pregunté. "Cómo hacer posible lo imposible sin necesidad de magia". Yo la miraba sin comprender nada, su madre reía.
Cuando Gloria se serenó, le pidió papel y lápiz al camarero para explicarnos la idea. Ella dibujó un tonel, con una ventanita a cada lado con sus cristales, y también puso una caña larga para según ella entrara el aire, entusiasmada guardó su invento para cuando estuviera con su padre, éste le ayudará a mejorar su invento, reunir material y finalmente llevarlo a cabo.

    Durante todo el paseo Gloria no dejó de saludar a muchos de sus amigos, como si se tratase de esa visión de las profundidades del mar,  desde esas ventanitas de su submarino,  que nos dibujó, tratando de hacernos comprender, cuántas cosas bellas se esconden a nuestros ojos.
Con una sonrisa de agradecimiento me despedí de Gloria y le dije: Gracias por enseñarme que a veces lo que parece imposible puede no serlo.

Pedro Rodríguez Reyes.