miércoles, 9 de marzo de 2016

Aún muy lejos de una igualdad real.


      La Cuarta Conferencia de la Mujer celebrada en Beijing, en el año 1995, fue un hito histórico al tratarse de la mayor reunión de mujeres a nivel mundial en la que se adoptó un programa ambicioso para promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en el mundo. Sin embargo, dos décadas después de la Declaración y la Plataforma de Acción acordados en la capital china, la situación apenas ha mejorado con respecto a la igualdad en el trabajo, según alerta la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

     Hay un sabio refrán que dice, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, así que mi post de hoy es terminar esta taréa de ayer.

    Como político denuncio que las mujeres se siguen enfrentando a una discriminación y desigualdad generalizada en el lugar de trabajo, ocupan con frecuencia empleos infravalorados y mal remunerados, carecen de acceso a la educación , la formación o la oportunidades de trabajo y tienen un poder limitado de negociación y de toma de decisiones. Además,  siguen cargando con la responsabilidad de la mayor parte del trabajo doméstico, no remunerado y sufren una discriminación aún mayor en las situaciones relacionadas con la maternidad.

     También quiero dejar constancia que a menudo la discapacidad es una causa de discriminación social y laboral y nosotros debemos defender una igualdad de género afectiva desde la perspectiva de los derechos humanos o promover el empoderamiento de las mujeres con discapacidad, porque, a pesar de los avances de los últimos años, la igualdad real aún queda muy lejos.

     Por eso queridos amigos es mejor que terminemos tarde una tarea a que la dejemos inacabada para siempre.
Pedro Rodríguez Reyes.

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