Hoy hablo en mi blog de cómo algunos hombres son capaces de actos de
barbarie contra sus enemigos, vecinos e
incluso contra sus propias familias o vidas. Parte de esa naturaleza salvaje aún
no erradicada por nuestra especie y que nos separa de la mayoría de los otros
animales.
Prácticamente todas las grandes civilizaciones de la antigüedad, y muchas de la era moderna, mancharon sus historias con sangre inocente
con la excusa del engrandecimiento de sus propios imperios, de sus religiones o
simplemente por el capricho de sus gobernantes.
En muchos casos debemos comprender que todo aquello sucedía en un
mundo violento, desconocedor de los principios humanitarios que tanto
pregonamos ahora, y no voy a ser yo quien se los discuta.
Pero hay eventos en más cercanos en el tiempo, hechos
llevados a cabo por hombres supuestamente educados, miembros de una sociedad
presuntamente avanzada, que ya no puede
esgrimir el subterfugio de la normalidad histórica.
Los acontecimientos actuales,
evidencian que seguirá sucediendo,
al menos mientras seamos humanos.
La masacre de París es, sin duda, uno de los peores ejemplos.
Pedro Rodríguez
Reyes.
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